lunes, 21 de marzo de 2011

LA HISTORIA DE ISMAIL

(Es un autoplagio de mi antiguo relato Petar Istori del año 1995, publicado en la revista de la facultad de filología de la USAL el año 2008 bajo el alias de Juan Negro)

<<… Todos los niños (y también las niñas) Tienen derecho a crecer y a vivir en un ambiente de paz, estabilidad y seguridad que garantice su alimentación y su derecho a recibir una educación…>>

(Carta de las Naciones Unidas, Derechos Fundamentales, Anexo relativo a la infancia)

LA HISTORIA DE ISMAIL

(Bosnia- Herzegovina, principios de los años noventa…)

¡Mamá, mamá! ¿Qué pasa? ¿Qué está pasando? ¿Quién es toda esta gente? ¿Por qué tenemos que caminar tanto? ¿Por qué tenemos que salir de nuestra casa en mitad de la noche y cruzar las montañas? ¿Dónde estamos? Tengo frío, hambre y sueño…

¿Qué pasó con papá y con el tío Ismail? ¿Por qué se fueron con aquellos hombres que gritaban tanto? ¿Por qué les subieron a aquel camión con el Sr. Iskandarovic, el alcalde, y el Sr. Frashëric, el maestro… Y con los otros vecinos del pueblo que también eran musulmanes…? El viejo Sr. Mikovic decía que aquellos hombres que gritaban tanto  se parecían a los alemanes ¿Y quiénes son los alemanes? ¿Por qué papá y tío Ismail se fueron con aquellos hombres que gritaban como los alemanes…? El viejo Sr. Mikovic también dijo que eran… eran… Chetniks… ¿Quiénes son los chetniks, mamá? ¡Jo, yo ya no quiero andar más…! ¡Estoy cansado, muy cansado… Y hace mucho frío…!

¡Ah… Ya sé que es lo que pasa! ¿Vamos a Belgrado, a casa del abuelo? ¡Si… Vamos a Belgrado para ver el partido de baloncesto! ¡No me digas más…! EL mejor parido del mundo mundial entre: la Cibona  y el Estrella Roja… ¡Qué bien, qué bien! ¡Me gusta mucho la Cibona… Es el mejor equipo del mundo mundial! Allí jugaron los hermanos Drazen y Alexander Petrovic que hace tres años (cuando yo tenía seis años) ¡Ganaron la final de la recopa remontando en la segunda parte al Scavolini de Pesaro! Y mi tío Ismail me regaló por mi séptimo cumpleaños mi primer balón de baloncesto que era rojo, azul y blanco con los colores de la NBA. Me gusta mucho mi tío Ismail porque se llama como yo y es bueno conmigo y me hace cosquillas y cuando me va a buscar al cole me da siempre caramelos de fresa… A veces va con esa chica rubia, su novia que se llama Olga… Y que es muy guapa y simpática conmigo… Y eso que es serbia… Hace mucho que ya no la veo… Y… Bueno nosotros también somos medio serbios: Papa y el tío no, pero el abuelo y tú sois de Belgrado. ¡Oye, mamá…! ¿Y por qué no vamos nosotros también al partido en camión como papá y el tío?

¿Qué le pasó a esa señora que se quedó dormida al lado de un árbol? ¿Por qué lloraba aquella chica que quería despertarla? ¿Por qué…? ¿Y…? ¿Y ahora qué pasa? ¿Qué es eso…? ¿Qué son esas sombras que están en el bosque? ¿Qué hacen…? ¿Nos están rodeando..? ¿Y…? ¿Eso… Ha sido un petardo? ¿Y ahora una ristra de petardos? ¿Y…? ¿Pero, qué pasa? ¿Por qué corremos, mamá? ¿Quién nos persigue? ¿Por qué la gente está gritando y llorando? ¿Por qué levantan los brazos y piden socorro? ¿De qué huyen? ¿Qué le están haciendo a esa chica que antes estaba con la señora dormida del árbol? ¿Por qué las sombras del bosque la tiran sobre la nieve y le arrancan la ropa? ¿Por qué se tumban sobre ella? ¿Por qué grita de esa manera? ¿Qué le están haciendo las sombras del bosque para grite tanto? ¡Mamá, mamá no me sueltes la mano! ¡Mamá, mamá… Las sombras… Las sombras… Están detrás de mí… Ya no puedo correr más… Me van a coger… Me van a coger… Puedo sentir su aliento en mi espalda… Mamá… Mamá… Mamá…

¿Qué te pasa, mamá? ¡Vamos levántate! ¡La nieve está fría y si no te levantas cogerás un catarro! Sé que no estás dormida porque tienes los ojos abiertos y miras al cielo! ¿Qué te pasa mamá? ¿Por qué no hablas? Mamá… Mamá… Mamá…


EPÍLOGO

Y fue entonces, debió de ser entonces cuando un rayo de entendimiento penetró en mi mente con brutal violencia y en ese momento comprendí por fin todo lo que estaba ocurriendo a mí alrededor. Me tumbé en la nieve acurrucado, junto al cuerpo de mi madre muerta y me quedé muy quieto sin hacer ningún ruido con la esperanza de que las sombras pasaran de largo y no repararan en que yo aún estaba con vida.

Me abracé a mi madre por última vez ahogando mi llanto y mis lágrimas en su seno, hundiendo mi cabecita asustada en el interior de su abrigo, hasta empaparme con la sangre de la herida abierta que había en su pecho, con la sangre aún calida y fresca de mi madre que se escurría hasta el interior de mi boca, y como en un último y postrero acto de amor me amamantaba con su propia sangre para poder sobrevivir… Para prevalecer… Para poder contaros hoy a vosotros, esta… Mi historia.

FIN

ALFREDO RUBBENSTEIN. 

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